El nacimiento del balneario Santa Teresita, contado en su libro "Entre barriales y medanos" por el fundador Lázaro Freidenberg.
Sin olvidarnos de otros pioneros como Leloir, Eliçabe, Cacace, Niccolo, Milano, Roman Puebla, entre otros, que también fueron artifices de este balneario.
Historia tomada del libro de Lázaro Freidenberg, fundador de la ciudad junto con Juan José Cacace en 1946.
Lázaro Freidenberg nos cuenta en su libro que alrededor de 1944 se acercó hasta San Clemente del Tuyú a actuar como síndico, en calidad de contador público nacional, en un juicio promovido por un ingeniero, Dillon, quien para sus obras recibía allá materiales de construcción vía marítima desde Buenos Aires, ya que el transito por tierra era por entonces imposible.
"Para cumplir mi cometido, viajé a San Clemente en automóvil y, por supuesto, pasé toda la noche encajado en un pantano, muerto de frío.
Con la luz del día conseguí salir del trance y llegué a destino. La vista del mar, la playa infinita me delvolvieron el ánimo. La gente del lugar,muy amable y predispuesta a secundar a los pioneros del turismo, me procuró alojamiento en el hotel de don José Pereira.
En los terrenos del A.C.A. estaban situados sus famosos ''ranchos'' - carnicería, almacén, bar y restaurante-. El era el encargado del campamento de la institución.
Al regresar a la capital comenté mis impresiones con mi esposa, quién ya habia leído algo al respecto, pues algunos artistas habían conocido esas playas.
Al próximo verano volvimos. Hallándome solo en San Clemente, una mañana salí hacia la carnicería en busca de carne para un asado.
En la puerta veo a un criollo bien plantado. Era don Román Puebla, viejo poblador de la zona, guardacosta jubilado.
Le pregunto:
-Qué anda haciendo, paisano ?
-Bueno señor -me responde- en busca de un churrasquito para el almuerzo.
-Y que le parece si comemos juntos?
-Como usted guste, señor; servidor de usted.
-Magnífico, tome el asado y vaya preparando el fuego, que yo llevaré el vino.
Luego en medio de la conversación llegó el tema de las playas, y don Puebla dice:
-Patrón, si usted conociera una playa que se llama Santa Teresa !
- Y donde queda ?
-Unas cuatro leguas al sur, en dirección a Mar de Ajó.
-Bueno, cuando vamos ?
-Cuando guste.
-Mañana entonces.
-Bueno. Voy a comprar el asado, llevo la yerba, mate y bombilla, también galletas, y usted el asador y leña.
A eso de las 4 de la mañana, acompañados todavía por el lucero, bajamos a la playa a la altura del hotel de don José Pereira y comenzamos a tranquear Los caballos iban mordiendo el freno y poniéndose brioso, como suele ocurrir cuando marchan a la vera del mar.
-Galopamos Puebla ?- le digo.
-No, patrón; mire que falta mucho, y más vale tranco que dure que galope que canse.
A mediodía le propuse hacer un alto para comer, y ahí nomás bajó del pingo, clavó el asador, acomodó la leña.
Luego de comer el asado hasta los huesos, ensillamos de nuevo y por fin llegamos al paraje denominado Santa Teresa, donde habia existido una proveduría creada
por José Nunez da Concecão, antiguo habitante de General Lavalle.
Estaba en el límite del alambrado que separaba los campos del Tuyú, de Leloir, y la estancia de San Bernardo, de Duhah.
Recorrimos esa fracción que hoy es Santa Teresita, siempre con inmensos médanos a la vista y cañadón en el fondo.
Francamente, ese paisaje no alentaba a imaginar su tranformación en un balneario: rebajar médanos,fijarlos con vegetación, forestar, abrir calles, encontrar tierra para compactarlas,construir un camino de acceso, todo sin un alma alrededor.
Llegó la noche y dormimos el ensillado en un puesto de los señores Duhau situado donde se levantaría el campamento de la obra, en la calle 32 entre 7 y 8.
Tardé en conciliar el sueño, pues me acicateaba la idea de acometer aquella empresa.
Profesionalmente mis asuntos comercialmente iban muy bién y también habia tenido fortuna con algunas urbanizaciones en el oeste: San Antonio de Padua, Ituzaingó y Merlo., pero mi espíritu me enpujaba hacia una obra de mayor envergadura, en dejar un recuerdo duradero.
Elegido el contorno que es ahora Santa Teresita, y tras diversas averiguaciones, me puse en contacto con los propietarios de la fracción, la familia Duhau. Convenido el precio salí en busca de quien pudiera afrontar los primeros pasos del plán. Di así con el señor Juan José Cacace, de la firma Cacace Hnos., de Balcarce.
Conversamos en mi estudio de la calle Tucumán 1441, nos pusimos de acuerdo y establecimos la sociedad.
Se determinó que la firma del boleto se concretara un domingo en la residencia de los señores Duhau en la capital,con la presencia de don Carlos Duhau y sus hermanos.
Recuerdo que al tratarse el precio, me dijeron:
"Nosotros tenemos mucha fé en nuestro país. Nunca somos vendedores, somos compradores, y si a usted le vendemos es porque piensa levantar una ciudad balnearia muy necesaria en esta zona y con la cual siempre soñamos."
Esa fracción de 500 héctareas, fué una reserva lindera con tierras cedidas al Ferrocarril del Sur para que se construyera la línea ferroviaria a Gral. Lavalle.
Llegó, pues, en diciembre de 1945, el domingo convenido para firmar el boleto.
Inmediatamente acudí a la Dirección de Geodesia de la Provincia de Buenos Aires y estudié todos los antecendentes y reglamentaciones, con miras a fundar una ciudad próspera.
Y ése fué desde el primer día nuestro lema de ventas:
"Ciudad Balnearia en construcción".
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www.santateresita.com.ar - Desde 1998 - Santa Teresita, Partido de La Costa, Buenos Aires, Argentina